Hay una cosa que nos une en fin de año, algo universal que han hecho varias generaciones en nuestras familias: tomarse las uvas viendo las campanadas en la tele. Dos personas presentando y el reloj de la puerta del sol en el fondo están grabados en la mente de todas y todos. La capa de un Ramón García perenne, aunque hemos visto a otros últimamente. Rostros de famosas que han ido variando según la época… pero hay algo que no cambia: su atuendo.
La forma de vestir en estas ocasiones difiere mucho entre mujeres y hombres. Ellos llevan traje de chaqueta y se vería fuera de lugar que enseñaran su cuerpo. Ellas en cambio, llevan vestidos y por norma general enseñan escote o piernas, hombros, espalda. Y, señoras y señores, por si no lo sabían en diciembre a medianoche hace frío, mucho frío.
Ya se ha comentado alguna que otra vez en la prensa lo mal que lo pasan las presentadoras con tan poco abrigo junto al balcón ¡Ojalá pudieran vestir de otra forma más cómoda! Pero no, las mujeres no somos libres de ir como queramos y además tenemos que esforzarnos lo máximo posible en sacar “lo mejor” de nosotras mismas. Todo esto aumenta si eres una figura pública frente a una cámara en uno de los momentos más vistos del año.
Un país entero va a poner los ojos en ti y a fijarse en cada detalle. Al día siguiente se va a comentar tu modelito, el de él no ¿quién no recuerda la cantidad de titulares sobre Cristina Pedroche el año pasado? Ya es cruel de por sí que haya una exigencia tan grande pero peor es que también haya esa libertad a la hora de criticar y ningunear a las personas, bueno, corrijo, a las mujeres, a ver si encontramos exigencias y comentarios tan exagerados hacia los hombres.
Hay un dicho, que en esencia resume la esencia opresora del patriarcado: “Para estar guapa hay que sufrir”. Es decir, importa poco si te has pasado horas sufriendo quitándote esos pelos, si has estado semanas haciendo dieta, yendo al gimnasio sin tener ganas o si estuviste pensando tu maquillaje y tu peinado varias noches… ¡es lo que tenías que hacer y punto! Yo lo completaría con: “y no es opcional estar guapa”.
Podéis pensar “buah, que exageración, yo no me preocupo tanto por mi apariencia” y no lo cuestiono pero no somos el centro del mundo. Hay muchas mujeres muy acomplejadas con su físico, porque es lo que nos imponen y en la mayoría de ocasiones es un modelo inalcanzable.
¡Para el 2016 pide salud, amor, dinero y feminismo!
Relacionado con el artículo, muy recomendable este otro:
http://www.eldiario.es/zonacritica/Transparencias-Pedroche-hiyabs_6_469013100.html
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