El mensaje que encontramos en la mayoría de las revistas dirigidas al público femenino es algo preocupante. Te enseñan, en tono hipermegacuqui, cómo ser una mujer diez, que básicamente consiste en estar siempre guapa y disponible para los demás (ÉL). Lo de la autonomía lo dejamos para otro momento si eso.
¿Y qué hay del resto de mujeres que no son tan “maravillosas”? Muchas pasarán frustradas toda su vida, pensando que no son lo suficientemente buenas para conseguir a su maridito.